La vida y sus paradojas
A veces, lo más dramático nos trae un regalo, y lo más doloroso termina siendo agradecido. La manera es que obra la vida, suele tener estos toques de aparente ironía.
¿Cuántas veces la razón por la que nos quejamos y renegamos se transforma en una razón para agradecer?
La bendición comienza por darnos cuenta que estos eventos nos “despiertan” para mostrarnos algo nuevo, diferente, que en ausencia de este evento no hubiéramos notado. Ante lo inesperado, lo que nos duele o no podemos comprender, el ego se asusta y nos quedamos congelados en esa incertidumbre o ese dolor. Pero si comprendemos las paradojas de la vida, sabremos aquietarnos, no para dejarnos atrapar por el caos, sino para permitir que la vida comience a revelarnos lo que aún no podemos ver.
Lo que percibimos con mucho dolor, suele revelarse como una gran bendición.
Las cosas son más pequeñas de lo que las percibimos.
Lo que menos le interesa al ego, lo que evitamos, es donde encontraremos la puerta de salida.
Me consideraba alguien racional, analítico y centrado con sus convicciones, pero esa racionalidad que me caracteriza no es nada comparado cuando mis sentimientos se desbordan. Ni la propia razón contiene el impulso que me posee por querer sentir. Es un peligro que me enamore, y más aun que me encariñe de cualquier persona, solo a quien me quiera conocer y me permita conocerle es en quien puedo confiar, aunque me invade la ansiedad.
— Firthunands
“She practices being herself every day. Having to shed the layers of other identities took time. She even lost friendships. She couldn’t fill their egos anymore. When you focus on yourself, and love yourself, some relationships have to go.”
— Adrian Michael